Llegaron efectivos de Prefectura Naval de Buenos Aires y Puerto Madryn para participar en las tareas junto con los pertenecientes a la dependencia local y empleados de Patagonia Norte, la compañía que administra la terminal marítima.

 La embarcación mide 32 metros de eslora y 7,90 de manga, y desde hace varios años está amarrada en el pontón flotante. Es propiedad de la empresa Grinfin, de capitales uruguayos, que ya no opera más en la región.

 Se observa que padece un avanzado estado de deterioro, y que su vida útil está extinguida.

 Ante el riesgo de hundimiento en las últimas horas le instalaron bombas de achique para evacuar el agua que ingresa al interior. Es un trabajo permanente porque inmediatamente se vuelve a inundar.

 Además, como también se teme que se produzca una fuga de combustible, –gas oil y aceite- colocaron un dispositivo que contendría el eventual escape, de acuerdo a las exigencias del Plan Nacional de Contingencias (Planacom).

 El estado de situación generó una gran preocupación tanto en la fuerza naval como en las autoridades provinciales. De hecho le dieron intervención a Medio Ambiente, y también a la Justicia Federal debido a que el buque está interdicto.

Grinfin, según se pudo averiguar, prometió una serie de medidas para reparar el barco y evitar su hundimiento (podría arrastrar al “Chiarpesca”, que está al lado), y para extraer el “slops” (combustible).

 Ambos incidentes provocarían daños que afectarían la operatividad del pontón o un desastre ambiental.

 La empresa pesquera había donado la nave para hundirla junto al “Don Félix”, en el parque submarino frente a Las Grutas. Pero las restricciones judiciales y la falta de financiamiento demoran el proyecto.