
Día Mundial de las Hepatitis Virales: la importancia de testearse
Hoy el diagnóstico es sinónimo de posibilidad de cura”, aseguraron desde la Asociación Buena Vida.
En el Día Mundial de las Hepatitis Virales, es necesario repasar algunas cuestiones sobre esta enfermedad para entender la lentitud en el diagnóstico y los problemas que esto puede acarrear. Es que tras una encuesta de la Asociación Civil Buena Vida, se pudo conocer aspectos clave del camino a la cura de la hepatitis C.
Primero que nada, hay que saber que esta enfermedad afecta a cerca de 200 mil argentinos, de los cuales se considera que 4 o 5 de cada 10 lo ignoran. Lógicamente, eso redunda en que solo una minoría logre curarse. De hecho, la Alianza Mundial contra las Hepatitis subraya que muere 1 persona cada 30 segundos en el mundo por causas vinculadas a las hepatitis virales y es por eso mismo que este año, como lema para concientizar, propuso que “esta enfermedad no puede esperar”.
Muchos de los obstáculos que evidencia la encuesta vienen siendo abordados con éxito en los últimos años por el Programa Nacional de Hepatitis Virales. Y no solo eso: el pronóstico de los pacientes se modificó considerablemente desde la llegada de los medicamentos, que curan prácticamente el 100% de los casos. Por eso, desde la Asociación enfatizan la importancia de testearse, porque “hoy el diagnóstico es sinónimo de posibilidad de cura”.
La hepatitis C puede curarse en pocas semanas y con medicamentos fáciles de administrar, los cuales están aprobados y disponibles en nuestro país, siendo de cobertura universal obligatoria por parte de obras sociales, prepagas y el sistema público. Sin embargo, entre los 301 pacientes que participaron de la encuesta, sólo el 45,6% alcanzó la cura del virus. El resto estaba todavía en tratamiento o a la espera de acceder a la medicación.
“Nos propusimos cuantificar y respaldar con datos de la vida real aquello que percibimos cada vez que nos llama un paciente, cuando nos cuenta lo que le dice su obra social o cuando le preguntamos a cualquier adulto si alguna vez se testeó contra la hepatitis C. Las respuestas suelen ser desalentadoras, pero en esta enfermedad hay oportunidades inmejorables para cambiarle el destino a la gente”, sostuvo Rubén Cantelmi, paciente curado y presidente de la Asociación Civil Buena Vida.
Por ejemplo, seis de cada diez encuestados desconocían cuándo o cómo habían contraído el virus. Hoy, los avances en las medidas preventivas de esterilización de instrumental y sangre segura permitieron disminuir las instancias de contagio. Sin embargo, resulta vital continuar garantizando los cuidados a la hora de otros tratamientos.
A quienes sí sabían o creían saber cómo lo habían contraído, se les consultó sobre el tiempo que había transcurrido entre el contagio y el diagnóstico. Las respuestas no causaron sorpresa, pero sí preocupación: en el 55,6% de los casos, había pasado más de una década y en el 17,2%, entre 5 y 10 años. La realidad es que las medicaciones modernas están disponibles desde 2015 y antes de su llegada no había grandes opciones, pero en la actualidad hace la diferencia recibir el diagnóstico, porque ahora es sinónimo de posibilidad de cura y también puede evitar el desarrollo de cirrosis o cáncer hepático.
“Este virus progresa y daña lentamente, es cierto, pero no debemos darle ventaja. El análisis de sangre para detectar esta enfermedad es sencillo y económico, pero muchas veces no se solicita entre los estudios de rutina como el nivel de colesterol o de glucemia. Entonces, cuando uno va a hacerse un chequeo anual, puede pedírselo al médico, al menos una vez en la vida y permite evitar complicaciones a futuro con riesgo de vida”, comentó el doctor Manuel Mendizabal, médico hepatólogo y Secretario de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Hepatología.
La encuesta también indagó sobre cómo dieron con el diagnóstico y en la enorme mayoría de los casos fue accidental, un hallazgo fortuito en un control de rutina (36%), tras una consulta médica por síntomas no vinculados a la hepatitis (26%), al intentar donar sangre (20,2%) o participando de campañas gratuitas de detección en la vía pública (6,5%). Algunos otros también se enteraron en estudios prequirúrgicos, preocupacionales o prenupciales. Luego, se les preguntó cuánto tiempo había pasado entre la confirmación del diagnóstico (mediante un estudio de su carga viral) y el inicio de los trámites para acceder al tratamiento, y en 6 de cada 10 casos había llevado más de 6 meses y en sólo el 7,5%, menos de un mes.
A los encuestados que habían demorado más de un año entre el diagnóstico y el acceso a la medicación (que habían sido el 87,2% del total de pacientes tratados o en tratamiento), se les solicitó que compartieran los motivos de esa postergación. El 28,2% respondió que porque “no le dolía nada”; el 21% creía -erróneamente- que el tratamiento generaba muchos efectos adversos; el 17,3% no sabía que la hepatitis C tuviera cura; el 8% asumía que iba a tener que pagar por las drogas y que serían caras, cuando en realidad el paciente no debe pagar nada de su bolsillo; el 7% consideraba que no iba a poder lograr que le dieran los medicamentos; y el 6% no podía descuidar el trabajo o el hogar.
“Actualmente, el desafío en hepatitis C pasa por aumentar la concientización en la comunidad civil y médica, no solo en cuanto a la importancia de las medidas de prevención, necesidad de testeo en todo mayor de 18 años, sino también en el beneficio que implica la cura del virus en materia de prevención del desarrollo de cirrosis, cáncer hepático o necesidad de trasplante hepático. En Argentina, el devenir de estos nuevos tratamientos ha permitido disminuir la aparición de nuevos casos de hepatitis C en un 25%, el porcentaje de trasplante por hepatitis C en un 60% y la mortalidad por esta entidad en un 29%”, cerró el Dr. Ezequiel Mauro, Director del Programa Nacional de Hepatitis Virales del Ministerio de Salud de la Nación.
¿Qué ocurrió durante la pandemia?
En la encuesta, también se les preguntó a los encuestados si habían tenido inconvenientes durante la pandemia para acceder a especialistas, turnos para controles, estudios de rutina para el cuidado de su hígado o entrega de medicación. Un tercio (33,4%) respondió que sí; un 59% respondió que no y el resto no había intentado, no sabía o había postergado la consulta médica. Entre quienes habían tenido inconvenientes, en el 36,8% de los casos la demora fue de más de 6 meses; en el 15,4% fue de entre 4 y 6 meses y en el 47,9% restante de entre 1 y 3.
“Hay que tomar tantos recaudos contra el Covid como para proteger nuestra salud en forma integral, y los pacientes con enfermedades hepáticas no deben descuidar su salud”, concluyó el Dr. Mendizabal.