A través de fotografías sacadas apenas ingresaron al lugar, y de reconstrucciones virtuales, explicó que la agresión comenzó en la única habitación de la casa en donde habrían comenzado los golpes, los forcejeos y las primeras de las 37 heridas de arma blanca que provocó al cuerpo de la víctima.

Castillo indicó que, en medio de forcejeos, las agresiones y los intentos de huida, la joven de 28 años salió de la pieza al pasillo que conducía al comedor y a la salida.

"Ahí se produce la agresión con las armas blancas, tipo cuchillo. Carolina intentó defenderse, estuvo parada, semiparada y acostada" describió el perito para señalar que en ese lugar, Pazos la agredió de frente y luego la tiró al piso, boca arriba, "se colocó detrás de la víctima y con un arma blanca seccionó la tráquea y la vena yugular, a la altura del cuello".

El cuerpo de la víctima tenía la mayoría de las heridas de frente y en la casa no se encontraron huellas de sus pisadas con sangre. Según las pericias, la mujer tenía sangre del victimario que se derramó sobre ella cuando ya estaba sin vida, en un presunto intento de suicidio del asesino.

Entre los objetos que usó Pazos para lastimar y matar había tres cuchillos tipo tramontina, una tijera y un cuchillo de cocina. Las armas fueron encontradas en la cama y el pasillo, debajo del cuerpo de la joven.

Otro de los testimonios que tuvo relevancia por la información que ofreció fue la declaración del policía Miguel Miño, que llegó a la escena del crimen y fue el primero en encontrarse con el femicida.

Miño contó que golpeó la puerta de la vivienda y Pazos respondió desde adentro "ahí te abro". Al verlo observó que estaba ensangrentado y lo escuchó decir "mirá lo que hice, la maté, maté a mi señora, mi tengo que morir".

En ese momento intenta salir caminando hacia afuera y es reducido por la policía. De acuerdo con la descripción, el hombre que se habría realizado cortes en la muñeca y el cuello, "se rasguñaba las heridas y quería abrirlas".

El femicidio de Carolina Rivero ocurrió entre las 11.40 y las 12.30 horas del 30 de octubre del 2020, en el domicilio que habían compartido hasta hace poco tiempo.

Al menos dos días antes de su femicidio, Carolina había decidido irse de la casa para dar fin a una relación de pareja atravesada por la violencia. Al momento de su muerte, tenía dos hijos, una niña de 11 y un niño de 7.

Defensa polémica

Durante la audiencia de hoy declaró la perito de la Defensa, Irene Corach, que describió a Pazos como un hombre inseguro y evitativo, con una personalidad inestable, dependiente, dubitativo, con trastorno de pensamiento y poco inteligente.

Su participación fue controvertida por el abogado querellante Damián Torres, quien dio a conocer que Corach no sería una perito independiente porque trabaja en el estudio privado del defensor particular del imputado.

El desempeño de Corach también fue cuestionado por otro de los testigos, el perito del Poder Judicial, Cristian Battcock, quien dejó entrever un modo sesgado de realizar y ofrecer los resultados de los test de personalidad y comportamiento que realizó al victimario.

"Cuando aplicamos el mismo test con un procesamiento propio, oficial, llamativamente nos encontramos con otro resultado. Y vemos que la persona no respondió sinceramente, que exageró síntomas. Hay mucha diferencia entre los dos testeos", afirmó Battcock para cuestionar a su colega por no entregar los protocolos completos.

Las audiencias son públicas y se realizan, por la mañana y la tarde, hasta el miércoles 30 de marzo, cuando se conocerá el veredicto. En la primera jornada declararon Adriana Marisol Barrientos, Claudia Anahí Sarmiento, Esther Cecilia Carrasco, María Paula Sosa Dallescio, y el policía Darío Chicaval (testigo de una de las denuncias por violencia).

En la segunda, efectuada este martes, además de los peritos, también declararon los familiares Elsa Altamirano (madre de Pazos), Adalberto Pazos (padre), Juan Alberto Pazos (hermano), José Manuel Rivero (padre de Carolina) y Frescia Rivero (hermana).