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Covid en Bariloche: más preguntas que certezas

La cuarta ola no tuvo grandes consecuencias en la ciudad, que mantiene sólo 150 casos activos y con manifestaciones muy leves.

Los operadores de salud de Bariloche que trabajan desde hace dos años con la pandemia de Covid-19 todavía pisan terreno incierto en varios temas, a pesar de que la vacunación masiva permitió bajar el número y la gravedad de los casos.

Algunas de las preguntas que siguen sin respuesta tienen que ver con la repetición de “olas” provocadas por diferentes variantes del virus, y otras con las secuelas de la enfermedad, que en algunos casos se prolongan durante varios meses, incluso en personas jóvenes y sin patologías de base.

El jefe del Departamento de Actividades Programadas del hospital Ramón Carrillo, Víctor Parodi, dijo que los pronósticos más sombríos que barajaron en lo peor del ciclo (hasta mediados de 2021) finalmente no se cumplieron, pero aun así “es imposible saber qué va a pasar con el covid en uno o dos meses”.

Señaló que Bariloche tiene unos 150 casos activos (al sábado), pero el 99% son “formas leves”. El replanteo permitió frenar, por ejemplo, el proyecto inicial de generar un centro de rehabilitación específico para secuelas post covid en el hospital modular del kilómetro 8,5, que la Nación construyó en lo peor de la crisis.

“Todo se revisa y esa idea está pendiente -dijo Parodi-. La pandemia en su cuarta ola no tuvo aquí la magnitud de CABA y de otros lugares. Entre las cosas que sabemos es que se trata de una enfermedad respiratoria pero no estacional, por eso seguimos con atención lo que pasa ahora en el verano europeo, para anticiparnos a lo que puede venir”.

Refirió que “algunas cosas que no se sabían hoy están más claras, pero hay otras que siguen bajo fuerte incertidumbre. Eso fue por ejemplo lo que nos llevó a cambiar tantas veces el período de aislamiento para los positivos del virus, que bajó de 14 días a 10, a 7 y después a 5”.

Lo mismo ocurre con las estrategias de rehabilitación. Los kinesiólogos dedicados a esa tarea saben que pueden encontrarse con pacientes de muy distinta edad (a partir de los 30 años) que enfrentan secuelas persistentes y demandan rehabilitaciones de hasta 6 y 8 meses. Algunos tienen enfermedades previas, “epoc” o algún trastorno cardiovascular, pero otros son sanos y con hábitos deportivos, que luego de la convalecencia intentan volver a su actividad normal y no pueden.

El jefe del departamento técnico del hospital, Enrique Santillán, dijo que “no hay una constante que se repita, ni un tratamiento estandarizado”, de modo que cada caso demanda un plan individual. En los momentos críticos de la enfermedad el equipo de kinesiólogos trabajó especialmente con pacientes que atravesaban largos períodos de internación, con respirador, que se debilitaban mucho, y necesitaban ayuda para recuperar la fonación y la capacidad de marcha. “Llegamos a trabajar con 40 pacientes en forma simultánea”, dijo Santillán.

Hoy la demanda es distinta. Los casos “son muy poquitos”, pero lo que ven todavía es que a algunos pacientes que pasaron por covid sin cuadros de gravedad, igual les cuesta varias semanas recuperarse. Santillán dijo que han visto “personas sanas de 40 años, a los que les toma entre 6 y 8 meses volver a la vida normal”.

Explicó que la sensación primera es “la falta de aire” para hacer cualquier esfuerzo menor, como caminar unos pasos, que se agrava ante el intento de correr o subir una pendiente. Aun sin conocer en detalle cómo actúa el virus y sus efectos sobre el organismo, lo que ven los terapeutas (según explicó Santillán) es que “la enfermedad genera un proceso inflamatorio del pulmón que hace más difícil captar el oxígeno y pasarlo a la sangre. El tejido queda debilitado y a veces cuesta recuperarlo. Por eso la persona descubre casi con sorpresa que le cuesta trabajar, le cuesta ir al supermercado, las cosas básicas”.

Explicó que el tratamiento funciona más rápido en algunos casos que en otros por causas difíciles de precisar. “Es muy variable, la enfermedad es muy nueva” explicó.

Recuperación progresiva en el post Covid


Santillán dijo que la terapia en general consta de “tres estímulos por semanas, en días alternados. Se hace un trabajo aeróbico controlado, con monitoreo de signos vitales y suministro de oxígeno. Se emplea un caminador eléctrico o bicicleta, en sesiones de 30 a 40 minutos”. Le agregan a continuación otros 30 ó 40 minutos de trabajo con piernas y brazos.

Explicó que el efecto buscado es “mejorar la circulación sanguínea y la fuerza contráctil del corazón”, lo cual permite bajar la frecuencia cardíaca ante el mismo esfuerzo, en un proceso que toma anrededor de ocho semanas.

Santillán refirió que en otros pacientes que pasaron por fase crítica el covid produce “debilidad o polineuropatía, que afecta la función muscular, como pasa también con otras enfermedades”.

Parodi dijo que entre las secuelas, como cuadro asociado a la falta de aire, aparece también la “astenia” o decaimiento, cuyas causas “siguen siendo un interrogante”, porque ocurre algunas veces que la disfunción está pero “los estudios no revelan lesiones pulmonares o de otro tipo”. Ante la dificultad del paciente para volver a su vida normal, se le realiza un “control evolutivo” y a lo sumo se le indica un ajuste en la alimentación y “priorizar la ingesta de verduras”.

Aprender sobre la marcha

Santillán dijo que todo el proceso de la pandemia les dejó “muchísimas enseñanzas” y recordó los momentos más difíciles, cuando había en Bariloche decenas de pacientes internados y alta tasa de mortalidad. “En algún momento uno se replantea la profesión, cuando dormíamos poco, pasaban las semanas y no bajaban los índices -reflexionó-. Pero siempre estábamos en situación, queríamos estar ahí, y yo en lo personal miro para atrás y no me arrepiento de nada. Fue una situación de mucho estres. Era una enfermedad nueva y hubo que aprender sobre la marcha”.

El servicio de rehabilitación respiratoria que hoy está a su cargo funciona desde hace varios años y fue el primero en su tipo en Bariloche. Lo integran siete kinesiólogos especialistas y otros siete que realizan la residencia, que dura cuatro años.

En el momento más demandante de la pandemia llegaron a cumplir guardias de 24 horas con tres profesionales en forma simultánea. Hoy, en condiciones de “normalidad”, se redujo a una guardia.
Parodi también dijo que todo el proceso impuso a todo el equipo fuertes exigencias y los obliga a actualizarse en forma constante sobre las características de la enfermedad, las nuevas cepas, las secuelas y las estrategias de prevención e inmunización. “Hay cosas que se van aclarando y otras que van a llevar más tiempo -explicó-. En lo epidemiológico el Covid sigue con frentes abiertos y estamos viendo adonde va”.

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