
Sé que este titulo no hubiera
pasado ni de casualidad en esa redacción, lo sé porque fueron ocho/nueve años
de compartir adentro de la misma licuadora.
No era un diario cualquiera, era el diario "de Massaccesi", un diario tildado desde la política como bajo sospecha y todo lo que hiciéramos estaba sospechado. Nunca nadie pensó en porque duró tanto, ni cuanto había ahí de trabajo, ni cuantos periodistas pasaron por esa escuela.
Eramos el día y la noche, vos el madrugador y yo la madrugada, fuimos como el agua y el aceite, vos el asado y yo la ensalada. El crudo y el cocido. No había forma de conciliar tantas diferencias y desde ese lugar construimos una dupla que rindió tributo, al trabajo, a la diversión, al debate, a las discusiones, a las peleas y las complicidades. Y hasta hicimos un viaje por nuestra admirada España. Qué quilombo los catalanes, estaríamos comentando hoy en la cocina del diario o en tu oficina, mientras Paula Díaz se pelea con Gorosito o con los que fuman. Que equipito!
Hace ya casi una década que no trabajamos más juntos y la cruel novedad me sorprendió hace ya unos meses, no pudimos hablar, a vos no te dejaba la emoción y a mi me atragantaba el llanto. No pudimos ni siquiera mentirnos con un "todo va a salir bien", y ahora, me asalta la emoción y pienso en Verónica y en tus hijos, Qué padrazo! y me acuerdo de los fines de año en casa de Horacio y de Patricia y de los Galácticos y las cenas de los jueves.
Me acuerdo de toda esa época y de la radio, qué manera de jugar y de reírnos: no éramos en nada parecidos pero que complice que fuimos, cuantas cosas construimos.
La muerte tiene esa cuestión que nos vuelve solemnes, también nos despierta esa rebeldía por la injusticia. Queremos atropellarla y arrinconarla. Siento una especial tristeza, por estar lejos, por ser ya casi de afuera.
Sé que nada de lo que estoy escribiendo tiene algo de original, es simplemente una despedida en un lugar común que ha sido nuestra casa. Es más el diario ya no es el diario tal y como lo conocimos. El cambio de época, la tecnología han hecho de Noticias de la Costa un remedo de lo que fue en tránsito hacia lo que será. Nosotros los de entonces ya no estamos, ya no vamos a discutir el futuro "del Papel", ni vamos a tomar esa cerveza que tanto disfrutabas, ni el choripan ni el bife a caballo de los sábados al mediodia después de la radio.
Me cuentan que te llevan a Valcheta, al panteón familiar con tus viejos y estoy seguro que allá donde te toque ir estarán Pedro Vazquez, el gordo Carlitos Martínez, el viejo Simón, don Victor Carlovich en una nueva redacción.
Adios pelado, es muy corto el tiempo que te tocó vivir pero ha sido intenso y en ese pedacito de vida a mi me tocó una parte que quería reivindicar.
Yo era la política y vos el periodismo, yo el relacionista público y vos el ogro mayor. Detrás de escena, entre bambalinas te sentías mejor y a ese mundo accedimos pocos, a ese chico grande despido hoy, abrazo eterno.