Porteras que cobraban en un shopping por sus servicios en escuelas. Y que, a cambio de ver asegurados sus puestos, soportaban insinuaciones que se convertían en intolerable acoso sexual.

Mujeres desesperadas por trabajo que eran obligadas a poner con su letra lo que cobraban en un papel en blanco o libreta. Y que escucharon de una alta funcionaria advertir: “No digan que no tienen contrato porque, si no, estamos todos hasta las manos”.

¿Es posible que esto haya ocurrido dentro del sistema educativo rionegrino? Las denuncias y las investigaciones, ventiladas a principios de año y que en estos días retoman vigor, revelan que:

• Existió una red de porteras financiadas en negro desde el Estado, que trabajaron en nueve establecimientos de Bariloche desde fines de 2014 hasta avanzado el 2016. Al menos ocho mujeres relataron sus indignas condiciones laborales. Algunas se animaron a denunciar. Aseguran que el hombre que las seleccionaba con el aval de una funcionaria de Educación les pedía favores sexuales. Otras prefirieron no hablar ganadas por el temor. Hay dos investigaciones en curso: una por “abuso de autoridad” del fiscal de la Unidad de Delitos contra la Administración Pública, Guillermo Lista, y otra de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, a cargo de Marcelo Ponzone. Las denuncias fueron impulsadas por ATE de Bariloche ante la Defensoría del Pueblo.

• Los principales acusados son la ex delegada del Ministerio de Educación en Bariloche, Marta Corvalán, y el exportero Rudecindo Navarro, alias San Cayetano (“por darle trabajo a la gente”, según se jactaba).

•Este último exempleado fue señalado como quien seleccionaba a mujeres jóvenes, de bajos ingresos, para limpieza y otras tareas en jardines, primarias y una secundaria. Solía transportarlas en su vehículo. Se exhibía como “mano derecha” de Corvalán, quien habría habilitado este sistema de contratación ‘sui géneris’ ante inasistencias por enfermedad o paros de porteros estables. Estas sustitutas eran llamadas “porteras parches”.

• Navarro es denunciado por acoso sexual, según los testimonios a los que accedió “Río Negro”. Se le adjudican desde mensajes telefónicos con insinuaciones del tipo “¿querés ser mi novia?, hasta insistentes llamadas y pedidos más osados, como “pasar una noche con él” a cambio de facilitar el ingreso a planta.

Pagos en el shopping

Las denunciantes señalan que Rudecindo Navarro y, en ocasiones, Marta Corvalán realizaban los pagos sin recibo oficial ni descripción de tareas. Dos relataron haber cobrado en el interior del Shopping Patagonia, sobre calle Onelli. El propio Navarro confesó la semana pasada que fue así, ante la Fiscalía Administrativa. Según la declaración testimonial de una de las mujeres, Corvalán le dijo en su oficina delante de Navarro que “lo que se ofrecía era un trabajo en negro, a 35 pesos la hora (se llegó a pagar 100)”, a lo que añadió: “Vos te quedas (gesto de que se calle), porque si no caen él (Rudecindo), yo (Corvalán) y vos”.

El dinero para estas “porteras parches” provenía al parecer del Fondo Permanente N° 13 del Consejo Escolar Zona Andina, manejado por Marta Corvalán. La Fiscalía investiga el desvío de dinero y ya tiene constatadas rendiciones anómalas e inconsistencias por una cifra abultada.

Otra vertiente de pago podría originarse en una firma de mantenimiento que facturaba al gobierno. En su reciente declaración, Rudecindo Navarro reveló que la empresa de “Fabián Pacheco y un tal Navarro” le pagaba incluso las horas extras a él. Este diario verificó que Pacheco tuvo como empleador al Gobierno.

Decisiones del gobernador

Las primeras denuncias datan de octubre de 2016. Pero tres meses antes el gobierno conocía detalles de este submundo. El propio gobernador Alberto Weretilneck los escuchó de integrantes del Encuentro de Mujeres en Bariloche. Se dijo incluso que una de las porteras recibió una amenaza en la puerta de la casa para que no concrete la denuncia.

Testimonios aseguran además que una de las mujeres consiguió el puesto tras llamar al legislador barilochense Alfredo Martín (JSRN), quien “la mandó a ver a Rudecindo Navarro”.

Weretilneck prometió medidas, que resultaron algo módicas: a Navarro no se le renovó contrato, y a Marta Corvalán la llevó a Viedma ascendida: pasó a ser Subsecretaria de Consejos Escolares.