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Punta Perdices, un rincón paradisíaco de la bahía de San Antonio

Tranquilidad. Aguas cristalinas. Son algunas de las virtudes de este lugar ubicado en Puerto San Antonio Este.

Fue hace tiempo el rincón paradisíaco y secreto de la bahía de San Antonio. Punta Perdices ya es tan popular como el resto de las playas de la costa rionegrina.

Pero así y todo no pierde su encanto, aunque bueno sería instrumentar controles para que la masividad no provoque daños en el entorno natural.

Hay muchos adjetivos para describir los atributos de este lugar, enclavado en el interior de Puerto San Antonio Este. Bello y silencioso podría ser una síntesis aceptable.

La particularidad que tiene este paraje es que el mar ingresa tierra adentro cientos de metros convirtiéndose en una pequeña bahía.

Y además toda la superficie está tapizada por millones de conchas de moluscos de distintos tipos –mejillones, almejas, vieiras-, que provocan una imagen de blancura, que se traslada al agua transparente.

Desde aquí se observa nítidamente la planta de ALPAT –Alcalis de la Patagonia- y el canal por donde ingresan los barcos pesqueros al muelle de San Antonio Oeste.

Al igual que en el resto del litoral marítimo zonal el comportamiento de las mareas define dos postales totalmente distintas, aunque cada una cuenta con sus peculiares atractivos.

En plea el agua se embalsa y ensancha la ría, que se transforma en un espejo de agua sorprendentemente transparente y calmo como una piscina, perfecto para nadar, bucear o remar en canoas.

Es sumamente agradable instalarse en su margen con reposeras y sombrillas, un artículo esencial de protección, puesto que no hay vegetación que brinda sombra.

Mientras que cuando el mar se retira se descubre una enorme formación rocosa irregular, con depresiones de distintos tamaños, donde el agua adquiere tibieza y escurre en innumerables arroyuelos que suelen albergar cardúmenes de pequeños peces que pueden ser capturados en redes estratégicamente colocadas.

Los conocedores también logran extraer pulpos que se guarecen en los intrincados recovecos del peñasco. Para ello hay que contar con un gancho de alambre, y la vista entrenada para saber donde se esconden los individuos.

Hasta hace algunos años Punta Perdices era un sitio visitado por residentes y unos pocos turistas que se enteraban de su existencia.

Pero en últimos veranos eso cambió, y una multitud de veraneantes llegan para disfrutar.  Esta temporada, por ejemplo, se instaló un carrito que vende bebidas y comidas rápidas.

Como no está habilitado como balneario no hay servicio de guardavidas ni controles municipales, puesto que es un sector fiscal.

De allí que se advierta la necesidad de que las autoridades marquen algún tipo de  presencia, con acento en el tema ambiental. Hasta el momento solo se observa basura que dejan algunos visitantes y restos de hogueras de asados.

Para llegar a este bellísimo lugar hay que tomar por el Mirador Sur y seguir un camino costero unos dos kilómetros. Hay un amplio sector para estacionar vehículos, a metros de la playa.

lmneuquen.com.ar 

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