Mar impetuoso en Las Grutas, ideal para domar las olas
Se tienen que dar las condiciones para el surf, como mar picado y viento. Un grupo de fanáticos practica la disciplina.
El oleaje de Las Grutas es generalmente
calmo y más en verano, y en pocas ocasiones se presenta con el ímpetu necesario
para practicar deportes acuáticos como el surf.
Pero cuando se dan las condiciones climáticas -mar de fondo y viento- que le permiten crecer en intensidad, es habitual encontrarse con dos, tres o un puñado de surfistas.
Se ven como puntos oscuros en medio de la espuma blanca que genera el mar encrespado.
No son muchos los fanáticos de la disciplina en el balneario, seis o siete. Pero están en contacto permanente, fraternizados por el comportamiento de las olas. Cuando están, corroborado el pronóstico, se despliega el aviso que los convoca a la playa. Porque las escasas oportunidades deben ser aprovechadas, aunque muchas veces no dure más de cinco segundos el éxtasis de ir sobre la tabla, luego de un duro esfuerzo para llegar al espacio ideal para lanzarse.
Ayer, por caso, se produjo una marejada por la mañana, y dos jóvenes –Ciro y Diego- disfrutaron durante varias horas del comportamiento climático, que para los veraneantes es espantoso.
Visto de la playa es un sacrificio enorme atravesar la rompiente y ubicarse en el lugar calmo que permita esperar la ola. La deben cruzar por abajo del agua tendidos sobre la tabla, remando con los brazos. Efectivamente es un sacrificio, pero no lo sienten así.
En un momento de descanso que se tomaron junto a los Guardavidas de la Primera Bajada, ambos surfistas describieron con apasionamiento la experiencia de desplazarse sobre el oleaje embravecido.
El mismo entusiasmo revela Mariela Aliborton, una de las encargadas de custodiar a los veraneantes de ese sector, quien también practica la disciplina en sus ratos libres y tiene su tabla al lado de la caseta.
Cuentan que uno de los mejores lugares es la zona de restinga de la Bajada Cero. También que se han registrado olas de más de dos metros, y que hasta se forma “el tubo” por donde pueden navegar, algo así como llegar al esplendor.
Claro que son escasos esos momentos, y los esperan con ansiedad.
“Chequeamos todos los días el pronóstico y nos vamos avisando”, afirmó Mariela. Se mantienen comunicados en la cuenta de Face “Surferos del Golfo”.
Lo de todos los días es literal, porque en otoño e invierno no paran. Al contrario, el mar es habitualmente es más agitado, y ellos lo aprovechan con buenos equipos de neoprene que les permite soportar el frío.
El kitesurf va con el viento
El kitesurf es otra de las actividades que
tiene al mar por escenario. Se practica sobre una tabla más chica que la de
surf y el “riders” (sujeto que lo practica) lleva sujeto a un arnés una vela (tipo
cometa) que impulsa el viento, una condición indispensable para que funcione.
La disciplina la difundió en la zona Iván Carpintero, un muchacho que dicta clases en la escuela que dirige. La inició hace pocos años y ya tiene numerosos adeptos. Además suelen llegar muchos aficionados de distintos puntos del país. En la Mar Grande y el Arbolito de Salas, ambos en San Antonio Oeste, es habitual verlos.
También concurren a Las Grutas cuando las ráfagas lo permiten, pero se topan con la cantidad de perros que deambulan en la playa, que los corren y hasta se meten en el agua, generando muchas veces temor por posibles ataques.
lmneuquen.com.ar