La playa Las Conchillas, que se encuentra en el acceso al puerto de San Antonio Este se destaca por su extensión y la calma que esa amplitud regala. Aunque desde los últimos años llega una multitud de visitantes, siempre es posible encontrar un lugar alejado para festejar  la intimidad.

A la distancia se observa una muchedumbre abigarrada y las innumerables casillas y motorhomes de todos los tamaños y los modelos. Son los vehículos ideales para llegar a este lugar, pues salvo dos paradores alejados no se brinda otro servicio. Por eso se debe concurrir bien equipado. Lonas y toldos para componer sombra es fundamental, pues salvo algunos bosques diseminados de tamariscos, el resto de la vegetación es rala, y el sol –casi siempre- enérgico.

A lo largo de la jornada el deleite es el mar cualquiera sea su estado.

En baja la costa tapizada de conchas y caracolas se ensancha con una espaciosa franja de arena. Perfecto para practicar deportes de verano o juegos en familia o con amigos.

Cuando la plea, las olas llegan hasta lo más alto y es el momento aconsejado para pescar o pasar la red en busca de cornalitos.

Lo imponente aquí es el atardecer. El sol en su dinámica diaria comienza a ocultarse como si se lo tragara el océano, hasta que finalmente desaparece para dar paso a la noche.

Si el cielo está despejado –como casi siempre- una profusión de estrellas alumbrará el cielo interminable.

El espectáculo de la naturaleza dura unos breves minutos, pero lo suficiente para conmover hasta el corazón más duro. Imposible no expresar alguna frase cargada de admiración ante la belleza que ofrece el ocaso del astro y la sensación de serenidad que acompaña.

Muchos de los que van a pasar el día optan por retirarse ni bien el crepúsculo da una muestra de su llegada, y se lo pierden. Por eso el fenómeno suele producirse frente a la playa semi vacía.

Los afortunados son aquellos que pasan varios días de campamento, o los que esperan adrede el show. Ellos se encargan de difundir fotos y videos de la ceremonia cósmica que aquí adquiere ribetes prodigiosos.

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