
Las Grutas ofrece dos paisajes diferentes cada día
Uno, cuando la pleamar ocupa gran parte de la costa. Y otro en bajamar, cuando el agua se retrae y queda al descubierto el lecho marino
Con la marea alta, el espacio es reducido pero la gente aprovecha para bañarse.
Es que la vida late en cada tramo de esa extensión, que se muestra plagada de pozos y depresiones en las que el agua queda aprisionada cuando el mar se retira.
Por eso son un reservorio de frescura, para aprovechar en momentos en los que la bajamar coincide con horarios ideales para hacer playa. Funcionan como pequeñas piletas, que la gente aprovecha para bañarse y distenderse al sol.

Incluso, en algunos puntos de la playa, aunque no es lo ideal para respetar el medio ambiente, se labraron piscinas artificiales en la roca, que se llenan de agua de mar y durante la bajante cumplen la misma función. Hay una el Terraza al Mar, y otras en la bajada 0 y la séptima.
Peces y pulpitos
Volviendo a las posibilidades que ofrece la restinga, un paseo permite tomar contacto con la diversidad de especies que en ella habitan.
Desde pequeños peces, que zigzaguean en el fondo de los pozones, hasta pulpitos que se parapetan en los rincones de las piedras, y muchos capturan para asegurarse un fresco manjar, si tienen la suerte de juntar varios ejemplares.
Baja y sube
En los sectores en los que los pozos que forma la piedra son más hondos se puede practicar snorkeling. Es que allí no sólo abundan pececitos sino también estrellas marinas, y minúsculos seres vivos que forman parte de la variedad de organismos que alberga el mar.
El dato es especial para aquellos que recién comienzan con esta práctica, y que sin necesidad de grandes sumersiones podrán ver postales únicas de la fauna y flora submarina. Los mejillines son otras de las presencias que se repiten entre las rocas.
Son mucho más pequeños que los mejillones, y forman manojos que se incrustan en ese sustrato, y pinchan al que circula descalzo.
Son el alimento ideal de las aves playeras migratorias, que llegan a la zona a finales de marzo, en viaje hacia el Polo Norte.
Las algas también aparecen, dibujando formas caprichosas. A veces confundiéndose con las esponjas, que son otra variedad marina que genera asombro.
Un mundo a descubrir
En el caso de los más pequeños, una recorrida por la restinga es toda una aventura. Porque adoran hallar cangrejos, o descubrir las distintas formas y colores que poseen la diversidad de caracoles que se encuentran a cada paso.
Una actividad sencilla y para no perderse, ideal para cuando el clima se muestra un tanto adverso, o las tardes al aire libre se vuelven tediosas y es necesario buscarle una vuelta de tuerca a la estadía en la playa.