
Bomberos salvaron a un muchacho que se quería tirar del tanque de agua del Soberanía
Se había subido cerca de 30 metros junto a otros tres jóvenes. La pericia de dos bomberos evitó una tragedia.
San Antonio Oeste. Una
mañana con máxima tensión se vivió hoy en el barrio Soberanía.
Alrededor de las 7.15, un muchacho amenazó con tirarse del tanque de agua, de unos 30 metros de altura, donde se había subido junto a otro amigo y dos chicas, quienes intentaron disuadirlo sin éxito.
Cuando todo parecía que terminaba mal, dos bomberos capacitados en situaciones de crisis lograron que accediera a bajar, luego de una de hora de conversaciones en las que lo exhortaban que recapacitara.
“Fue un momento muy difícil porque el chico estaba muy mal emocionalmente, y al riesgo a que se arrojara se sumaba a que teníamos otras tres personas arriba, por lo que pudo haber sido una catástrofe. Tuvo un Dios aparte”, reveló horas después del operativo Gabriel Manquenao, el suboficial Principal de Policía a cargo del Destacamento de Bomberos, quien tuvo a cargo la negociación junto al cabo José Elías Torres.
El escenario fue una plataforma de unos 4x4 metros, que es el techo del tanque, sin enrejado ni otra protección que los separara de la nada.
Por eso el peligro fue permanente y el dramatismo total. Un mal movimiento, un descuido, un forcejeo, y alguno podía caer al vacío.
Profunda crisis nerviosa
Un llamado de la comisaría 10ma alertó del suceso Bomberos, que tiene el personal especializado. De inmediato desplegaron el protocolo de actuación para estos casos.
Manquenao y Torres subieron y se encontraron con el muchacho exaltado y fuera de sí que amenazaba con arrojarse, mientras los otros tres, también en estado de llanto y desesperación, le pedían que no lo hiciera.
Un desaire amoroso padecido horas antes con una de las chicas que allí estaba, suponen que detonó el episodio.
“Nos tomamos el tiempo para conversar con él y aceptar todo lo que nos pedía, porque en ese momento solo nos interesaba bajarlo con vida”, explicó Manquenao.
Accedieron, por ejemplo, a que se retiraran los policías que permanecían abajo, donde se había concentrado también una gran cantidad de vecinos. También, por su pedido, sacaron los vehículos con balizas. Solo quedaron empleados hospitalarios.
Luego de poco más de una hora de charla y algunos cigarrillos compartidos, lograron que se tranquilizara y bajara por sus propios medios.
Fue otra operación de cuidado, pues lo hicieron por una escalera endeble que en su tramo más elevado prácticamente no tiene protección.
Una vez abajo el muchacho cayó en otro cuadro nervioso, y lo debieron asistir profesionales del hospital.
Al predio donde está el tanque se puede ingresar sin inconvenientes por descubiertos en el cerramiento. De allí es sencillo acceder a las escaleras, indicó Manquenao.
Se pusieron en contacto con autoridades municipales para que gestionen algún tipo de solución.
Pese a que el episodio terminó bien, se volvió a repetir la sensación amarga de ver involucrado a un joven en una situación de suicidio. Hay antecedentes recientes, que merecen la atención.