San Antonio Oeste. El fiscal Juan Pedro Puntel ordenó la detención del joven de 22 años imputado por el abuso de una menor de edad, con una condena por otro caso similar.

La medida se cumplimentó tras la conmoción que causó un video difundido en las redes sociales, en el que se lo ve caminando por la calle tomando una cerveza.

En el barrio San Cayetano, donde vive el muchacho y también, a pocos metros, las dos chicas, las últimas horas estuvieron cargadas de tensión.

La libertad con se mueve por la calle y la osadía de pasar frente a las casas de las niñas venía alterando a familiares y vecinos.

Semanas atrás el Ministerio Público Fiscal asignó una custodia policial en el domicilio de donde surgió la última denuncia, que produjo que le formularan cargos por “abuso sexual a una niña menor de 13 años, grooming y corrupción de menores”, y le dictaran un mes de prisión preventiva.

Cumplido ese mes la fiscal Mariela Coy solicitó que se le extendieran la preventiva por dos meses más. Pretendía que estuviera encerrado hasta que se realice el nuevo juicio. Pero el juez el juez Fabio Corvalán lo desestimó, por lo que el joven quedó en libertad.

Sin embargo, debía cumplir pautas de conducta, como no acercarse al domicilio de la chiquita, situado a pocos metros, y le colocaron una pulsera de seguimiento electrónico.

Fuentes judiciales aclararon que no tenía prisión domiciliaria, por lo que podía circular siempre que no lo hiciese por donde reside la criatura.

De todos modos, le reprochan su despreocupación y su índole desafiante.
La mamá de menor contó que cuando lo vio caminar por la calle sufrió una crisis nerviosa. Por eso reclamaron.

En el barrio hubo una reunión, en la que participó la abogada Ana Schiavone, en la que resolvieron enviar una nota a las autoridades judiciales.

Buscan que el muchacho se aleje del barrio.

La detención ordenada por Puntel obedece más a aliviar la inquietud de la comunidad.

Aún no se define su situación judicial.

La fiscalía trabaja en reunir pruebas para avanzar en el proceso.

Según la acusación los hechos se produjeron entre los años 2015 y marzo de 2019, en un domicilio de San Antonio. Por la reiteración en el tiempo, el delito es considerado gravemente ultrajante en perjuicio de la víctima.
Además de tocar sus partes íntimas, el acusado mantenía con la niña comunicación por whatsapp y en una de esas conversaciones le mostró sus genitales y le pidió que le envíe fotos de ella desnuda.
El jueves 23 habrá una audiencia, en la que plantearán nuevos argumentos –como lo sucedido este fin de semana- para que transcurra el resto del proceso en prisión.