San Antonio Oeste. Cerca de ocho colectivos de larga distancia habían quedado varados en uno de los paradores que funcionan en esta localidad, por el paro nacional que decretó hoy la CGT.

Los vehículos quedaron estacionados en Olaf, por orden de dirigentes de la UTA –Unión Tranviarios Automotor-, quienes se concentraron en el lugar con una decena de afiliados.

La medida generó un enorme malestar entre los pasajeros, y tuvo que intervenir Gendarmería Nacional y Policía.

Según indicó un efectivo de la fuerza federal a los conductores de los micros, habían recibido denuncias anónimas acerca de supuestas amenazas hechas a choferes para que acaten la medida de fuerza.

Por eso habían llegado a San Antonio desde Sierra Grande, donde está el Escuadrón.

El uniformado, en una reunión que convocó en medio de la calle Sarmiento, les sugirió que realizaran una denuncia por “secuestro”. Pero los colectiveros, algunos de empresas que no paran en Olaf, les aclararon que si lo hacían, “mañana nos quedamos sin trabajo”.

Entonces el Gendarme les planteó lo mismo a los pasajeros, quienes manifestaron la incomodidad que eso genera, pues serían citados a declarar y eso implicaba viajar y distraerse de sus ocupaciones.

De todos modos, alguno de ellos no lo descartaba.

Varios pasajeros aseguraron que los ómnibus fueron interceptados en horas de la madrugada en la rotonda de acceso “Carlos Soria”.

Relataron que les cruzaron automóviles –mencionaron un VMW, un Honda y una Jeep 4x4, entre otros-, y que los condujeron hasta Olaf. La mecánica fue coincidente en distintos episodios, según afirmaron.

El grupo se concentró junto a los uniformados, a quienes les reclamaban que intervinieran para seguir viaje. Había gente con destino hacia el sur y el Alto Valle. Adultos, niños y algunos ancianos. Algunos estaban desde la madrugada. Según aseveraban, a varios los vinieron a buscar. Contaron un caso de Puerto Madryn y otro de Sierra Grande. También que otros tomaron autos particulares que les fueron ofrecidos. Aseguraron que fueron los propios sindicalistas.

 

Frío y desamparo

Los pasajeros que estaban desde la madrugada revelaban en sus rostros cansancio e indignación.

Uno de los más locuaces dijo que entendían la medida de fuerza porque “la cosa está muy mal”, pero aclaró que también debían entender que tienen derecho a circular libremente. Contaban casos personales que los impelía a llegar sin más demora a sus destinos. Se escuchaban tonadas del

Encima, se quejaban, era muy incómoda la permanencia. No había lugar donde guarecerse, como en una terminal. Debían estar sentados en los colectivos, o bajar y soportar el frío.  

Pedían que por los menos los dejaran seguir viaje hacia algún lugar que tuviera terminal. 

 

Negó acusaciones

Una versión diferente brindó Claudio Altilio, delegado de UTA en la región, que se referencia en la filiar Trelew. Estaba acompañado por una decena de hombres más, y se mantenían aislados del resto.

El dirigente negó terminantemente amenazas, igual que el considerado secuestro.

Sostuvo que, por el contrario, habían escoltado a los micros para interrumpir el viaje y cumplir con el acatamiento de la huelga.

Desestimó asimismo la versión que señalaba que andaban armados. Admitió que Gendarmería había revisados los vehículos y que no habían encontrado nada.

 

 

“Son choferes”

Los conductores de los colectivos retenidos, en tanto, minimizaron la hipótesis del mentado “secuestro”.

Uno de ellos deslizó que es algo que sucede, y negó aprietes.

“También son choferes”, ponderó.

Aunque admitió que la orden de parar es irrevocable, y que quienes cobran por viaje realizado, pierden plata.

Opinó además que era conveniente obedecer, porque en ruta abierta el escenario era incierto.

 

 

Entre las 18 y las 20 seguirían viaje

Altilio, el delegado de UTA dijo que, si bien el paro termina a la medianoche, posiblemente los servicios se reanudarían antes.

Entre las 18 y las 20, estimó.

Todo dependía de lo que resolvieran en Trelew.