
El absurdo desafío entre amigos que terminó en tragedia
En 2015, tres pibes jugaban con un arma que creían sin balas. Un tiro al pecho mató a uno e hirió a otro. Ayer aceptó su culpa.
Crecieron juntos caminando las calles del barrio Arrayanes de esta ciudad. Compartieron momentos inolvidables. Sueños. Pero un desafío de alto riesgo pulverizó años de amistad en un minuto. “¡Dale, dale disparame!”, gritó, bromeando, Jonathan Maximiliano Ramírez a su amigo, que manipulaba un arma de fuego, sin saber que estaba cargada. Un tercer adolescente miraba. Segundos después, un estruendo retumbó en la habitación donde estaban los tres amigos. Una bala calibre 38 atravesó de punta a punta, con la velocidad de un rayo, el pecho de Ramírez. El proyectil siguió su frenético recorrido e hirió al otro adolescente, en la clavícula izquierda.
Los tres salieron a la calle para pedir ayuda. Pero Ramírez se desplomó y murió como consecuencia de las graves lesiones y una hemorragia fulminante. Tenía 20 años. El otro amigo sufrió lesiones graves. Faltaban pocas horas para recibir la Navidad de 2015.
Ayer, se hizo un juicio abreviado donde el imputado admitió haber efectuado el tiroque mató accidentalmente a Ramírez. La audiencia se hizo a puertas cerradas porque cuando ocurrió el hecho, el acusado tenía 17 años. Por eso, desde el Poder Judicial mantuvieron en reserva su identidad.
La fiscal Betiana Cendón y el defensor oficial de menores Javier Ospital alcanzaron un acuerdo pleno, con el consentimiento del acusado.
La fiscal sostuvo que la conducta del imputado fue imprudente y riesgosa al manipular un arma de fuego, sin verificar que estuviera cargada, en condiciones de efectuar disparos, que podrían causar la muerte o herir gravemente a alguien.
Cendón solicitó declarar al joven autor penalmente responsable por los delitos de homicidio culposo agravado por el uso de un arma de fuego y de lesiones culposas agravadas en un juicio abreviado.
El imputado admitió su responsabilidad en la muerte de Ramírez y en las lesiones graves que causó a Daniel, el otro amigo que estaba la mañana del 24 de diciembre de 2014, en la habitación de la vivienda de la calle Las Lengas al 900, casi Onelli.
El adolescente estaba solo en la casa. Ramírez y Daniel llegaron a visitarlo. Luego, el muchacho comenzó a manipular el arma de fuego y Ramírez lo desafió a que le disparara. Nunca imaginó que estaba cargada. El adolescente gatilló y la bala salió y causó la tragedia. Fuentes judiciales explicaron que no se pudo determinar quién era el dueño del arma.
El juez Marcelo Barrutia consultó al acusado si prestaba su consentimiento y reconocía su culpa. El joven asintió. Por eso, el magistrado homologó el acuerdo alcanzado entre Cendón, el defensor oficial de Menores y el acusado por cumplir con las previsiones legales.
Fuentes judiciales explicaron la fiscalía recibirá en las próximas semanas un amplio informe socio ambiental para definir después en otra audiencia la pena que le corresponderá al acusado.