El dirigente de SITRAJUR recordó que «hace algunos años, mientras fui vocal gremial en el Ipross, impulsé el cumplimiento del contrato para instalar un sistema informático (validador) propio de la obra social de los rionegrinos. La propuesta perseguía varios objetivos, entre los que se destacaba uno: aportar certeza y especificidad en relación al movimiento global de dinero, medicamentos y recetas. Con un validador propio buscábamos optimizar y controlar el flujo de recursos para mejorar la prestación a los afiliados».

Explicó que «aquella proposición me valió muchas discusiones y la negativa automática para avanzar en ese sentido, a pesar que el sistema fue aplicado en modo de prueba a gran escala en la farmacia Bancaria, obteniendo resultados altamente satisfactorios en el marco de una auditoría externa» y agregó que «me pregunté en aquel momento y me pregunto ahora, acerca del poder de presión de ciertas corporaciones».

«En el epicentro de esta trágica historia se ubican las recetas fantasma y medicamentos agregados en recetas ya validadas por el sistema informático que regula las operaciones entre las farmacias y el Ipross», indicó Barreno.